He tenido el placer de haber retratado dos veces a María, y creo que en dos momentos muy felices de su vida: uno junto a su pareja en una acuarela, y otro en el día de su boda.
Varios son los retratos que he hecho para fechas señaladas como bodas de oro, comuniones, día del padre, día de la madre, y por su puesto autoregalos, que siempre está bien dar el paso y regalarse algo para toda la vida, que no pasa de moda, totalmente atemporal, y además, invirtiendo en arte.
Retrato de María, una novia feliz |
En cuanto Mariví me enseñó la foto me encantó, y aunque haya tardado en ponerme a pintar el retrato, os aseguro que tenía muchas ganas de ponerme con él, ya que tenía la certeza de que iba a disfrutar plenamente haciéndolo, e iba a quedar contenta, muy contenta con el resultado. L@s que me seguís ya sabéis lo importante que es la foto a partir de la cual hago el retrato, pero para aquell@s que es la primera vez que leeis este blog, os diré que son tres las premisas para tener una buena "materia prima": la liluminación de la foto mejor que sea lateral, que tenga buena resolución, y la naturalidad en el gesto. Y esque la expresividad de María hizo que conforme pintaba el retrato, me iba hablando, me transmitía esa felicidad que desprende en este instante. Gracias a todo esto, este ha sido uno de esos retratos cómodos y fluídos.
Gracias Mariví y gracias María por transmitir esa felicidad.
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